sábado, 23 de marzo de 2013

La muerte envidiosa.


Ese momento en el que le miras a los ojos ensangrentados en lágrimas y sabes que pronto llegará la hora. La hora que nunca queremos que llegue y que cuando menos te lo esperas, aparece y se lo lleva sin poder hacer nada contra ello. 

La muerte envidiosa desgarró de mis manos el ser que más quise. Intenté luchar contra ella pero fue inútil. Nadie puede vencer la muerte y me he dado cuenta que es mejor dejar que todo pase porque al fin y al cabo todo tiene su por qué aunque nosotros no lo podamos ver.  

La muerte tal vez se lleva su cuerpo pero su alma perdurará entre nosotros. Sigue aquí y lo siento. Sigue protegiéndonos y sigue en nuestros recuerdos, deseos, en lo más profundo de nuestro corazón. Nunca dejará de existir...



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