Una batalla interminable

Siempre cuando te encuentras en una situación donde crees que no hay razón por la que seguir luchando, un punto en esa oscuridad aparece. Da igual lo diminuto que sea ese punto, pero hay que perseguirlo y no abandonar jamás.

Nuestra vida consta de ello…

Consta de levantarnos cada vez que nos caemos.

Consta de luchar por lo que más queremos.

Consta de ser fuertes.

Consta de hacer lo que uno mismo crea lo correcto, no lo que piense otra persona.

Consta de tener personalidad propia.

Consta de ser como uno es y no cambiar por nada ni por nadie.

Consta de pensar en los demás pero sin dejar a lado a sí mismo.

Consta de pasar por todos los altibajos.

Consta de una batalla interminable...

Caer es permitido, pero levantarse es obligatorio.

La muerte envidiosa.

Ese momento en el que le miras a los ojos ensangrentados en lágrimas y sabes que pronto llegará la hora. La hora que nunca queremos que llegue y que cuando menos te lo esperas, aparece y se lo lleva sin poder hacer nada contra ello. 

La muerte envidiosa desgarró de mis manos el ser que más quise. Intenté luchar contra ella pero fue inútil. Nadie puede vencer la muerte y me he dado cuenta que es mejor dejar que todo pase porque al fin y al cabo todo tiene su por qué aunque nosotros no lo podamos ver.  

La muerte tal vez se lleva su cuerpo pero su alma perdurará entre nosotros. Sigue aquí y lo siento. Sigue protegiéndonos y sigue en nuestros recuerdos, deseos, en lo más profundo de nuestro corazón. Nunca dejará de existir...